Señor, haz de mi un
instrumento de tu paz.
Que
allá donde hay odio, yo
ponga el amor.
Que
allá donde hay ofensa,
yo ponga el perdón.
Que
allá donde hay
discordia, yo ponga la
unión.
Que
allá donde hay error, yo
ponga la verdad.
Que
allá donde hay duda, yo
ponga la Fe.
Que
allá donde
desesperación, yo ponga
la esperanza.
Que
allá donde hay
tinieblas, yo ponga la
luz.
Que
allá donde hay tristeza,
yo ponga la alegría.
Oh
Señor, que yo no busque
tanto
ser
consolado, cuanto
consolar,
ser
comprendido, cuanto
comprender,
ser
amado, cuanto amar.
Porque es dándose como
se recibe,
es
olvidándose de sí mismo
como uno se encuentra a
sí mismo,
es
perdonando, como se es
perdonado,
es
muriendo como se
resucita a la vida
eterna.
V I D
E O
Alma de Cristo de San
Ignacio de Loyola |