Ideas para un retiro
cuaresmal
Adolfo de Lucas Maqueda
Aquí presento las ideas y
reflexiones para llevar a
cabo un retiro para esta
cuaresma. Puede muy bien
presentarse a un grupo de
jóvenes comprometidos,
religiosos, etc. Se puede
adaptar lo que sea, añadir
ideas y frases. Aquí está un
esbozo de lo que puede ser
una reflexión interesante a
raíz de “nacer para una vida
nueva”.
Nacer de nuevo: con
Cristo, a una vida renovada
-
Quisiera,
aprovechando que estamos en
Cuaresma, invitaros en este
retiro a rezar, a ordenar, a
morir dejando atrás lo
viejo, y renacer a lo nuevo.
Nuestra vida, es un
constante, renovarse para ir
creciendo y para ser más de
Dios.
-
Este tiempo de
cuaresma unido al de pascua,
es decir 90 días de camino
intenso con Jesús, se tienen
que notar en nuestra vida. Y
se tienen que notar porque
en cada uno de nosotros,
siempre hay algo que
renovar.
-
Quizá lo más
importante de la Cuaresma no
sea la penitencia, ni el
ayuno, ni la oración. Lo
principal de la cuaresma es
la Pascua, el paso de
Cristo, a través de la
muerte, a la vida. Y esta
pascua de Cristo, es también
pascua nuestra. También
tenemos que “pasar de algo”,
dejando atrás lo que no
queremos que siga en
nosotros, estando dispuestos
al cambio de mentalidad, al
cambio del hombre viejo al
hombre nuevo.
-
¿Por lo tanto qué va
a cambiar en mi vida en esta
cuaresma/pascua?
Desarrollo
El evangelio de Juan nos
invita pues a nacer siendo
viejo:
Había un fariseo llamado
Nicodemo, jefe judío. Éste
fue a ver a Jesús de noche y
le dijo:
- «Rabí, sabemos que has
venido de parte de Dios,
como maestro; porque nadie
puede hacer los signos que
tú haces si Dios no está con
él.»
Jesús le contestó:
- «Te lo aseguro, el que no
nazca de nuevo no puede ver
el reino de Dios.»
Nicodemo le pregunta:
- «¿Cómo puede nacer un
hombre, siendo viejo? ¿Acaso
puede por segunda vez entrar
en el vientre de su madre y
nacer? »
Jesús le contestó:
- «Te lo aseguro, el que no
nazca de agua y de Espíritu
no puede entrar en el reino
de Dios. Lo que nace de la
carne es carne, lo que nace
del Espíritu es espíritu. No
te extrañes de que te haya
dicho: "Tenéis que nacer de
nuevo"; el viento sopla
donde quiere y oyes su
ruido, pero no sabes de
dónde viene ni a dónde va.
Así es todo el que ha nacido
del Espíritu.»
1. Nacer de nuevo
En el encuentro con
Nicodemo, a pesar de un
primer reconocimiento, Jesús
declara que el Reino de Dios
presupone un hombre nuevo. Y
es que el tal Nicodemo es
presentado como maestro que
sabe, aunque es cuestionado
en su saber por Jesús,
verdadero maestro. Exige un
cambio radical. No basta el
conocimiento y el observar
la ley como lo hacía
Nicodemo; es preciso una
nueva calidad de vida. Un
cambio. Jesús pide
incorporarse a la nueva vida
en Cristo.
2. Lo nacido del Espíritu es
espíritu
La dificultad de Nicodemo,
es muy humana: ¿cómo puede
uno nacer siendo viejo?. Es
algo incomprensible.
Humanamente la vida es
irreversible. Pero no es
simplemente nuestro esfuerzo
quien derrumba al hombre
viejo. El nuevo nacimiento
es posible por el Espíritu.
Sólo Él hace nacer a una
vida nueva. Por eso, hemos
de renacer del Espíritu;
hemos de permitir que Él se
encarne en nosotros y nos
habite. Debemos dejar que
entre Cristo en nuestra
vida. Desde el Espíritu
llegamos a la comunión con
Dios. En la medida en que lo
acogemos, Él transforma
nuestro espíritu, nos
renueva y nos lanza hacia
Dios.
3. El Hijo del hombre tiene
que ser levantado
Desde la transformación en
el Espíritu es posible
comprender el misterio de
Jesús: Dios ha amado tanto
al mundo que le ha entregado
a su Hijo para que el mundo
se salve por Él. El signo de
la salvación que el Padre
nos da es la cruz de Cristo.
En ella, es vencida la
muerte; y con la victoria
del Resucitado, llega la
inauguración del Reino de
Dios. A través de la cruz
asciende Jesús a la gloria
del Padre; y a través de la
cruz seguimos hoy los
creyentes al Resucitado. El
Espíritu nos lanza a Dios y
nos enseña el camino de la
santidad.
4. Entre la luz y las
tinieblas
La revelación de Jesús
desconcierta a Nicodemo.
Deslumbrado por la luz del
Maestro, no es capaz de
alejarse de las tinieblas.
Agobiado, desaparece en la
noche. Al final de toda la
historia de Jesús, es el que
deja su propio sepulcro para
que entierren a Jesús. Con
esto se da paso a que Jesús
es el verdadero maestro.
Pero el encuentro con Jesús
lo remueve profundamente; y
a pesar de la huída, algo va
renaciendo en él. Sus mismas
dificultades para creer, las
sentimos hoy los discípulos
de Jesús. Tenemos la
necesidad de acoger el
testimonio de Jesús y
creerle para tener vida
eterna, una vida que es
iniciativa de Dios y que ha
dividido al mundo.
PARA LA REFLEXIÓN
-
Releer el texto
evangélico y recrear el
encuentro entre Jesús y
Nicodemo.
-
Imaginarse a Nicodemo.
Recrear al personaje
siguiendo la descripción
y los rasgos que
aparecen en el
evangelio. Mirar con sus
ojos a Jesús: ¿Quién es
Jesús para Nicodemo?
¿cómo lo ve? ¿cómo se
sitúa ante él?
-
Ponerse en lugar de
Nicodemo, salir en la
noche al encuentro del
Rabí, vivir y narrar el
ese encuentro.
-
¿Qué puede significar
hoy en mi vida nacer de
nuevo? ¿Qué resistencias
lo están impidiendo?
-
¿Cuáles son mis
actitudes personales
ante la acción del
Espíritu? ¿Cómo alentar
e impulsar mi propio
crecimiento espiritual?
¿Cómo avivar la
docilidad y obediencia
al Espíritu?
-
Nicodemo en su búsqueda
de Dios, tiene que
enfrentarse de inmediato
con la cruz. ¿Cómo me
sitúo ante los
problemas? ¿Qué
significa en mi vida la
cruz?