PRELATURA DE ILLAPEL -Región de Coquimbo, CHILE-

 

En el Medio - Libres para amar

Autor: Flavia Dolce

Lic. en Comunicación - UNLAM

 

 

 

La idea “palabras-semillas” fue lo primero que me llamó la atención. Ahí me quedé, con la vista fija en la primera página de Libres para amar. Las palabras, como bien dice Carlos Avellaneda, autor de este libro, son simientes que van cayendo sobre nosotros a lo largo de la vida. Nosotros, los seres humanos, somos tierra fértil. Muchas veces, tardan en echar raíces. Por eso, es indispensable prepararnos para que germinen; hacer una buena selección y asegurarnos de que son las palabras adecuadas, las semillas sanas.

 

Avellaneda es licenciado en Teología y docente de Antropología Teológica. Las historias con las que ilustra su texto nos hablan de su experiencia en la pastoral matrimonial. Su propuesta es simple: reflexionar sobre el amar (no sobre el amor) y sobre los vínculos que generamos. En busca del tesoro perdido de la felicidad, es posible zambullirse en las páginas del libro y bucear por casos con los que nos sentiremos identificados.

 

Hay temor a vivir con las propias diferencias, al compromiso, al fracaso amoroso, a depender del otro, a ser herido. Cuando nos cubrimos bajo la manta, como niños asustados, nos perdemos la posibilidad de crecer. O al menos la demoramos. Avellaneda señala que hoy en día “el amor es una fuente de ansiedad, nos da miedo no vivirlo… y vivirlo”.

 

Los seres humanos vamos vagando con nuestra alma baldía a cuestas. Sí, baldía es el término utilizado por el autor, y le cae como anillo al dedo. Erramos, caminamos hasta al cansancio, pero no sabemos qué buscamos y  sentimos un gran vacío interior. “El hombre sufre la lejanía del verdadero yo y padece por no poder ser quien es”, nos enseña Libres para amar. ¿En qué debemos trabajar y cómo, entonces? En “recuperar o sanar nuestra libertad para poder amar”, “amar significa trabajar en favor de lo que amamos”, afirma el autor.

 

Debemos trabajar para vivir un amor realista, no idealizado. Entonces, en vez de sentirnos exigidos y, en algunos casos, frustrados, avanzaremos hacia lugares que no conocemos de nosotros mismos. Crecer, ni más ni menos. Así veremos el reflejo en el espejo de nuestra alma (un poco menos baldía), que “el vínculo que entablamos con los otros es una prolongación del que mantenemos con nosotros”.

 

Libres para amar nos habla de las heridas sufridas en la infancia y que se asocian a la vida afectiva, la autoestima y el sentimiento de seguridad. Asimismo, se refiere a aquellas lastimaduras que nos marcan en nuestra relación con nosotros mismos y con los demás, entre las que se encuentran las heridas frente a la valoración de sí mismo y frente al problema de la autoafirmación.

 

Nuestro deseo de ser coincide con el de ser amados, sostiene Avellaneda. Ahí mismo nos volvemos a meter bajo la frazada, bien abrigaditos y a oscuras… tan inseguros somos. Porque el miedo a amar va en la misma dirección que el temor a no ser amados; sin emabrgo, nos resistimos, y cómo. ¿Qué hacer con las heridas? Avellaneda lo explica muy bien: “Hay que recordar para sanar, hacer memoria de nuestra vida. De esa forma le encontraremos el sentido y comprenderemos que era necesario pasar por determinadas situaciones dolorosas”.

 

Libres para amar nos obsequia instrucciones como si estuviéramos ante un manual de uso de un aparato electrónico que acabamos de comprar. No es un manual breve, pero sí entretenido para unas cuantas tardes de invierno. La semilla ya fue plantada, espero que los brotes florezcan en quienes se decidan a leerlo.

 

 

 

Fuente: Revista on line Editorial San Pablo, Buenos Aires - Argentina

 

 

 

español |italiano | english | flamenco | deutsch | français | portuguese

         SALAMANCA en lo alto del Valle del Choapa... muy cerca del cielo