Segundo paso:
Después de leer el texto, se puede
proponer un análisis personal/grupal, a
partir de un cuestionario como el
siguiente:
-¿Qué situación nos describe el relato?
-¿Cuál es la experiencia que vive el
aviador del texto?
-¿De qué manera se hacen presentes para
el aviador la esposa y los compañeros?
¿Qué consecuencias tiene eso?
Conclusiones:
Los creadores de la dinámica nos inducen
a reconocer que el aviador del relato
experimenta la tentación de no caminar
más, de dejarse estar y abandonarse. Sin
embargo, avanza “con testarudez de
hormiga”, levantándose después de cada
caída y sin permitirse reposo ni
quietud.
La esposa y los compañeros están
presentes en el pensamiento del aviador,
motivándolo e impulsándolo a continuar
caminando.
Él camina porque sabe que los demás
confían en él: si creen que vive, creen
que está caminando.
Tercer paso:
Para desarrollar la reflexión y abrir la
experiencia iniciada hacia otras
situaciones de la vida diaria,
compartiremos el análisis de una serie
de fotos (familiares, recortadas de
diarios, de revistas, encontradas en
internet, etc.):
— una persona leyendo una carta;
— alguien hablando por teléfono;
— una persona con un regalo;
— alguien mirando una fotografía de
otra persona;
— un ramillete de flores;
— gente mirando televisión.
Las imágenes se pueden presentar y
compartir sobre un panel, afiche,
pizarra, etcétera, y, luego de unos
minutos de observación, nos proponemos
responder a estos interrogantes:
-¿Qué imágenes nos muestran estas fotos?
-¿Qué impresiones nos producen?
- Así como la esposa y los amigos
estaban presentes en el pensamiento del
aviador y lo impulsaban a caminar… ¿Qué
otras formas de presencia podemos
observar en estas fotos? ¿Qué
consecuencias pueden tener?
Conclusiones:
La motivación de las imágenes que hemos
visto nos invita a recordar que, de la
misma manera que ocurrió con el aviador
del relato, en donde su esposa y sus
amigos estaban presentes en su
pensamiento y lo impulsaban a caminar,
en nuestra vida diaria, hay diversas
formas ─a través de una carta, una
conversación telefónica, de un regalo,
de una fotografía, de un ramo de flores,
etc.─ por las cuales se hacen presentes
las personas que amamos, que queremos,
que admiramos. Esta presencia, a través
de palabras, gestos de cariño, imágenes,
nos impulsa a corresponder mejor a ese
afecto, a tratar de superar las
dificultades, a encontrar soluciones, a
seguir adelante, a crecer como
personas.
Cuarto paso:
Nos iluminará la sabiduría de la Palabra
de Dios. Se reparten copias o se
proclaman los siguientes textos
bíblicos:
Dijo Jesús: "Vayan e instruyan a
todas las naciones bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir
todo lo que yo les he mandado, y yo
estaré siempre con ustedes hasta el fin
del mundo"
(Mateo 28, 19-20).
Y el Rey les responderá: "Les aseguro
que en la medida que lo hicieron con el
más pequeño de mis hermanos, lo hicieron
conmigo"
(Mateo 25, 40).
Porque donde hay dos o tres reunidos
en mi Nombre, yo estoy presente en medio
de ellos
(Mateo 18, 20).
Lo que yo recibí del Señor, y a mi
vez les he transmitido, es lo siguiente:
El Señor Jesús, la noche misma de la
traición, tomó el pan, dio gracias, lo
partió y dijo: "Este es mi Cuerpo que se
entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía". De la misma manera después
de cenar, tomó la copa, diciendo: "Esta
copa es la Nueva Alianza que se sella
con mi Sangre. Siempre que la beban,
háganlo en memoria mía"
(1 Corintios 11, 23-25).
Para reflexionar sobre los textos
leídos, podemos orientarnos con el
siguiente cuestionario:
-¿Qué les dice Jesús a sus discípulos?
-¿De qué formas nos dice Jesús que está
presente en medio de nosotros?
-¿Qué consecuencias tienen para nuestra
vida estas distintas presencias de
Jesús?
Conclusiones:
En las lecturas que analizamos, Jesús
envía a sus discípulos a enseñar y a
bautizar a las naciones, asegurándoles
que él mismo va a estar siempre presente
en medio de ellos. También el Salvador
afirma que estará presente en medio de
nosotros: cuando varios se reúnen en su
Nombre; en los demás, en la comunidad y,
especialmente, en la eucaristía.
Estas distintas presencias de Jesús
tienen diversas consecuencias positivas
para nuestra vida, pero, sobre todo, al
brindarnos el impulso necesario para
seguir caminando a pesar de las
dificultades y los problemas que se nos
presentan a diario.
Quinto paso:
Hemos visto, en el caso del aviador y en
las situaciones de las fotos, cómo las
personas se hacen presentes en nuestra
vida, a través del pensamiento, de una
carta, una fotografía, un gesto, una
flor, etcétera. Pero la persona no está
realmente presente ni en la carta, ni en
la flor, ni en el pensamiento.
En la eucaristía, en cambio, Jesús sí se
hace realmente presente entre nosotros,
bajo la forma de pan y de vino.
Así como la presencia de la mujer y los
amigos en el pensamiento del aviador le
daban fuerzas para dar un paso y otro
paso, nosotros, al entrar en comunión
con Jesús en la eucaristía, recibimos de
él luz para nuestro camino y fuerza
para cumplir con el mandato del Señor,
de anunciar la Buena Nueva a todas las
naciones.
Aplicación sacramental:
Cristo no nos dejó ni una foto ni un
objeto en particular para que lo
recordemos: lo tenemos a él mismo entre
nosotros. En la misa, Cristo se hace
real y verdaderamente presente bajo las
formas del pan y del vino. Esa presencia
eucarística nos da entusiasmo,
constancia y energía para irradiar en el
mundo el mensaje de salvación que nos
trajo Jesús. Por eso, los cristianos
oramos y adoramos al Santísimo
Sacramento presente en nuestra Iglesia.
Conclusión y propuestas:
En la eucaristía, Cristo se hace real y
verdaderamente presente entre nosotros.
Por eso, a partir de lo reflexionado en
este trabajo, generemos algunas
iniciativas personales o grupales para
comenzar a poner en práctica en nuestra
vida, por ejemplo:
-Adorarlo personalmente en la sagrada
eucaristía, conversando con Jesús
presente en el sagrario, contándole lo
que nos pasa, pidiéndole aquello que
necesitamos, etcétera.
-Recibiéndolo comunitariamente con
frecuencia, en la celebración de la
misa, tratando de aprovechar al máximo
toda la riqueza que nos ofrece en el
banquete eucarístico.
Oración final:
Podemos concluir con una oración
espontánea, que sintetice lo vivido en
esta reflexión, o bien, una oración como
la que compuso, en honor a la
eucaristía, el monje benedictino Anselm
Grün:
Señor Jesús,
tú has pronunciado para indicarnos
quién eres tú para mí.
Has dicho que tú eres el pan de vida,
el pan verdadero que ha bajado del
cielo.
Tú eres el pan que me da fuerzas para
el camino,
el pan que me fortalece cuando estoy
desganado.
Tú satisfaces mi hambre de vida y
amor.
Entonces, no necesito llenar mi
ansiedad con comida porque puedo
saborear lo que tomo.
Tú eres más que aquel pan que Dios ha
dado al pueblo de Israel en el desierto.
Cuando, a veces, me siento como si
estuviera en el desierto, solitario,
incomprendido por mis parientes y
amigos, tú eres el pan verdadero que me
alimenta.
Cuando tú estás conmigo, no me siento
solo.
Sé que soy comprendido por ti.
Esto me nutre. Puedo vivir gracias a
ello.
Por eso, te doy gracias ti, que eres
el pan de vida.
Amén.
(Anselm Grün, en Mi libro de
oraciones, SAN PABLO, 2010)