PRELATURA DE ILLAPEL -Región de Coquimbo, CHILE-

 

 
Calzados para el alma
 
Autor: Liana Castello
Escritora
 

 

La vida nos lleva por diferentes tipos de caminos, algunos más bellos y fáciles de transitar, y otros no tanto. Muchas veces –algunos dirían “siempre”–, uno puede elegir el camino para tomar, pero muchas otras no. Sea cual fuere el caso, lo cierto es que mientras vivimos “caminamos”.
 
Con mayor o menor dificultad transitamos el camino de la vida, vemos distintos paisajes, pisamos diversos terrenos. Nos mojamos con la lluvia de la tristeza y nos abrigamos con el calor del amor. Sentimos el frío de la indiferencia, las heladas del dolor y la brisa suave que brinda la paz interior.
 
Tropezamos, más de una vez, con varias clases de piedras, nos caemos y también nos levantamos. En algunas ocasiones, somos tan felices que pareciera que nuestros pies no tocasen la tierra, y en otras se nos vuelve tan complicado todo que nos sentimos como soldados que se arrastran por un terreno peligroso.
 
Preparar el alma o acomodarla a la situación que nos toca afrontar nos facilitaría el camino. No siempre se puede andar con el mismo calzado, porque no siempre nos resultará cómodo o nos ayudará a caminar. Si nos empecinamos en no cambiar nuestro modo de andar, difícilmente avanzaremos.
 
Si la vida se viste de fiesta, ¿no sería hermoso ponernos zapatos de taco alto o incluso una zapatilla de baile para disfrutar de esa felicidad? Si estamos en paz con nosotros mismos, podríamos usar unas lindas pantuflas y gozar de esa tranquilidad que tanto cuesta alcanzar.
 
Si pasamos por épocas tormentosas, sin duda, sería bueno calzar unas lindas botas de lluvia que nos ayudasen a vivir la vida en esos días. Si nuestra realidad se presenta cálida y soleada como un día de playa, qué mejor que unas frescas sandalias para  acompañar esa inmensa alegría.
 
La vida es un permanente cambio, nos depara múltiples climas y terrenos, y es bueno aceptar lo que nos toca transitar. Eso no significa que tengamos que resignarnos a caminar en el lodo, a empantanarnos en los problemas y las tristezas o creer que la vida siempre nos dará el más brillante de los soles.
 
Acomodarse, saber qué terreno estamos pisando y, sobre todo, disponernos a recorrerlo de la mejor manera es la clave para caminar mejor en este gran camino de la vida.
 
Tal vez para algunos lo mejor sea estar descalzos y sentir en carne viva lo que el terreno y el clima ofrezcan.
 
Cada alma es distinta como lo es cada ser. Lo esencial es escuchar nuestro corazón, prestarle atención al alma y ver qué calzado nos está pidiendo para crecer, para aprender de las lluvias y los vientos, del sol y de la brisa, de las piedras y las flores con las que nos topemos; para seguir caminando en este hermoso camino que se llama vida.

 

 

Fuente: Revista on line Editorial San Pablo, Buenos Aires - Argentina

 

 

 

español |italiano | english | flamenco | deutsch | français | portuguese

         SALAMANCA en lo alto del Valle del Choapa... muy cerca del cielo