PRELATURA DE ILLAPEL -Región de Coquimbo, CHILE-

EL TEMPLO

SU ARQUITECTURA

El Templo Parroquial, que por estos días cumple 40 años de su construcción (inaugurado el 4 de abril de 1964), y dedicado a la advocación de Nuestra Señora del Rosario, en Salamanca, es sin lugar a dudas el edificio público más notable y singular de la comuna, se podría comparar con la recién restaurada estación de ferrocarriles, que se destaca por su carga histórica y tradicional. Dejando por el momento de lado su carga semiológica (lo que significa), se destaca por su tamaño, proporciones, uso de materiales y lenguaje arquitectónico adoptado. Es un edificio que fue proyectado por el arquitecto Álvaro Zavala de la Fuente, con cálculo estructural de Osvaldo Hevia, sus dimensiones principales son: alturas, 9,5m sobre el altar y 8m sobre la nave central; largo sobre el eje del altar y nave principal 25m y sobre eje de naves laterales o transepto 28m; y una superficie total de 389m2, no se considera la superficie de la sacristía y cuerpos adosados al edificio principal.

Su arquitectura se inserta en la tradición racionalista del "Movimiento Moderno", corriente renovadora en la arquitectura iniciada el la década del 20 del siglo recién pasado que tiene entre otros al arquitecto francés Le Corbusier como su precursor, referente y máximo exponente. Este movimiento se caracteriza por la ausencia total de elementos decorativos, funcionalismo, planta libre, juego de los volúmenes bajo la luz, uso de los materiales y tecnologías constructivas actuales. Y por supuesto la gran premisa "la forma sigue a la función", aspectos que son comunes al templo parroquial.

Así lo que nos llama la atención es que la forma adaptada para la planta es la T griega o "tau", cruz símbolo de los franciscanos, que lejos de ser un formalismo que quiere expresar que es un templo católico y a la vez franciscano, tiene como consecuencia que el altar se encuentra rodeado en tres costados por la asamblea, lo cual genera la percepción de una concurrencia que se observa como una comunidad. Quizá lo extenso de sus techos, que si bien al interior acogen bajo la calidez de los cielos de madera, la expresión exterior es algo "agalponada". Sin atreverse a decir si es defecto o virtud, es un templo que incita más a la acción y participación, que a la contemplación, debido a su distribución, luminosidad e incluso las corrientes de aire.

 

Gentileza de:
Arq. Darío López Ortiz, Año del Señor de 2004

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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         SALAMANCA en lo alto del Valle del Choapa... muy cerca del cielo